Texto El Ensayo III - IV

PARTE III


CAPÍTULO IV



SOBRE LAS VARIACIONES EN LA PROPORCIÓN DE LOSVALORES CON RESPECTO A LOS METALES QUE SIRVEN COMO DINERO




3.4.1 Si los metales fueran tan fáciles de encontrar como el agua, todo el mundo tomaría lo que necesitara y apenas si tendrían valor. Los metales más abundantes y que cuestan menos de producir, son también los más baratos. El hierro parece el más útil, pero como es el que más comúnmente se encuentra y más fácil de extraer y con menos trabajo en Europa que el cobre, es mucho más barato que él.

3.4.2 El cobre, la plata y el oro son los tres metales usados en general como dinero. Las minas de cobre son las más abundantes y el metal cuesta menos de extraer en términos de tierra y trabajo. Las minas de cobre más ricas están en Suecia. En aquel país, se necesita 80 libras de cobre para adquirir una de plata. También tenemos que observar que el cobre extraído de algunas minas es más perfecto y lustroso que el obtenido de otras. El cobre de Japón y Suecia es más brillante que el de Inglaterra. El de España fue, en tiempos de los romanos, mejor que el de Chipre. Pero tanto el oro como la plata, sin importar de que mina se obtenga, tiene siempre la misma perfección cuando está refinado.

3.4.3 El valor del cobre, como el de todo lo demás, es proporcional a la cantidad de Trabajo y Tierra que entra en su producción. Además de los usos ordinarios, como ollas y sartenes, utensilios de cocina, cerraduras, etc., en casi todos los países es usado como dinero para pequeñas transacciones. En Suecia, cuando la plata escasea, es usado incluso en grandes pagos. Durante los primeros cinco siglos de Roma fue el único dinero. La plata solo empezó a usarse en el intercambio en el año 484. La proporción entre el cobre y la plata fue establecida en las casas de acuñación de 72 a 1. En la acuñación desde 80 a 1 hasta 512 a 1; en el 537, 64 a 1; en el 586, 48 a 1; en el 663, en tiempos de Druso, y en eñ 672, en tiempos de Sulla, 53 y un tercio a 1; en el 712, en tiempos de Marco Antonio y en el 721, en tiempos de Augusto, 56 a 1. En el 56 después de Cristo, en tiempos de Nerón, 56 a 1; en el 160 d. de C, en tiempos de Antonino, 64 a 1; en tiempos de Constantino, en el 330 d. de C, 120 y 125 a 1; en tiempos de Justiniano, al rededor del 550 d. de C, 100 a 1. Desde entonces, esta proporción a variado siempre por debajo de 100 a 1 en las casas de acuñación europeas.

3.4.4 En la actualidad, cuando el dinero de cobre es usado solo en pequeñas transacciones, ya sea en aleación con calamina para fabricar el cobre amarillo como en Inglaterra, o con pequeñas cantidades de plata como en Francia y Alemania, se cambia en la proporción de 40 a 1, a pesar de que el precio de mercado del cobre es 80 a 1, La razón es que el coste de la acuñación se deduce generalmente del peso del cobre. Pero cuando se intenta pasar a un país extranjero, solo se tomará en cuenta el valor de la aleación del cobre y de la plata. Incluso en los países donde, a través de la avaricia o ignorancia de los gobernantes, la moneda se da a cambio de una cantidad demasiado grande para las pequeñas transacciones, y se ordena que debe ser recibida hasta un cierto límite en grandes pagos, es aceptada de mala gana y el pequeño dinero es recibido con un descuento con respecto a la moneda de plata como si fuera dinero simbólico, como los ardites en España. Sin embargo, las pequeñas monedas siempre pasan sin dificultad en las pequeñas compras, porque el valor de los pagos, por lo general pequeños, hacen en sí mismo las pérdidas mucho menores. Esta es la razón por la que se aceptan sin dificultad, y por la que el cobre se cambia por pequeñas monedas de plata por encima del valor intrínseco del cobre en el propio país, pero no en otros países, pues cada país tiene sus propias monedas de cobre para llevar a cabo sus pequeñas transacciones.

3.4.5 El oro y la plata, como el cobre, tienen un valor proporcional a la cantidad de Tierra y Trabajo empleado en su producción; y si el público asume el coste de la acuñación, el valor de estos metales en bruto y acuñado en monedas es idéntico, el valor de mercado y el del metal acuñado es el mismo, su valor en el país y en el extranjero es siempre parecido, dependiendo sólo del peso y de la pureza, pero que solo depende del peso si los metales son puros y sin aleación.

3.4.6 Siempre ha habido más abundancia de minas de plata que de oro, pero ni siempre en todos los países y en todos los momentos. Siempre se han necesitado varias onzas de plata para comprar una de oro, a veces más, a veces menos, según la abundancia de estos metales y de la demanda que de ellos se tiene. En el año 310 A.U.C., en Grecia se necesitaba 13 onzas de plata para adquirir una de oro, es decir, el oro y la plata estaban en una proporción de 13 a 1; en el año 400 A.U.C., la proporción era de 12 a 1. En Grecia, en Italia y en el resto de Europa, en el 460 A.U.C., era de 10 a 1. Esta proporción de 10 a 1 parece haber permanecido durante tres siglos hasta la muerte de Augusto, A.U.C. 767 o año 14 d. de C. Bajo Tiberio, el oro se volvió más escaso o la plata más abundante y la ratio creció a 1 12, a 12 1/2 y 13. Bajo Constantino, 330 d. de C.y Justiniano, 550 d. de C.,  dicha proporción era 1 a 14 2/3. A partir de ahí la historia se volvió más oscura. Algunos autores piensan que fue de 1 a 18 bajo ciertos reyes franceses. En el año 840 d. de C., bajo Carlos el Calvo las monedas de oro y plata se estacionó en 1 a 12. Bajo San Luis, quién murió en 1270, la proporción fue de 1 a 10; en 1361, 1 a 12; en 1421, por encima de 1 a 11; en 1500, por debajo de 1 a 12; alrededor de 1600, 1 a 12; en 1641, 1 a 14; en 1700, 1 a 15 y en 1730, 1 a 14 1/2.

3.4.7 La cantidad de oro y plata traída desde Perú y México en el último siglo no sólo ha hecho estos metales más abundantes sino que además ha aumentado el valor del oro comparado con él de la plata, la cual es más abundante. Así pues, en las casas de acuñación de España, siguiendo los precios de mercado, la proporción está fijada en 1 a 16. Los otros países de Europa han seguido muy de cerca en sus casas de acuñación los precios españoles, algunas 1 a 15 7/8, otras 1 a 15 3/4, 1 a 15 5/8, etc., siguiendo las ideas de los directores de las Casas de la Moneda. Desde que Portugal ha traído grandes cantidades de oro de Brasil, y la proporción ha comenzado a caer otra vez, sino en las casas de la moneda, al menos si en los mercados, y esto da un valor mayor a la plata ahora que en el pasado. Por otra parte, una buena cantidad de oro es traído a menudo de las Indias Orientales a cambio de la plata obtenida allí desde Europa, porque la relación es mucho menor en la India.

3.4.8 En Japón, en donde hay una buena cantidad de minas de plata la razón del oro con la plata es hoy de 1 a 8; en China, de 1 a 10; en otros países de las Indias de aquella zona, conforme nos acercamos hacia el oeste y a Europa, esta razón es de 1 a 11, de 1 a 12, de 1 a 13 y de 1 a 14. Pero si las minas de Brasil continúan suministrando tanto oro, la razón caerá a 1 a 10 incluso en Europa, que me parece la más natural, si excluimos el azar de esta guía. Es bastante cierto que, cuando todas las minas de oro y plata de Europa, Asia y África estén en producción, la razón será de 1 a 10, tal como fue antes en la República de Roma.

3.4.9 Si todas las minas de oro producen regularmente una décima parte de lo que producen las minas de plata, no puede determinarse por ello que la relación entre estos dos metales sea de 1 a 10. La razón siempre será determinada por la demanda y por el precio de mercado. Es posible que los ricos tengan preferencia por llevar monedas de oro en sus bolsillos en veza de plata y que prefieran los adornos de oro, lo que aumenta el precio de mercado del oro.

3.4.10 Tampoco la relación entre estos dos metales puede mantenerse teniendo en cuenta la cantidad de oro y plata que hay en un país. Supongamos que la razón en Inglaterra es de 1 a 10 y que la cantidad de oro y plata en circulación fuera de 2 millones de onzas del primero y 20 de la segunda, lo que equivaldría a 40 millones de onzas de plata, y supongamos que Inglaterra exporta 1 millón de onzas de oro de los dos millones que posee, y que a cambio se importan 10 millones de onzas de plata, habrían entonces 30 millones de onzas de plata y solo un millón de onzas de oro, que aún equivaldría a 40 millones de onzas de plata. Si hay 10 millones de oro y 30 millones de plata y la cantidad de estos dos metales decide la razón entre ellos, esta debe ser de 1 a 30, lo que es imposible. La razón continuará siendo de 1 a 10 en los países vecinos y, por lo tanto, el coste de traer de nuevo al país 1 millón de onzas de oro sería de 10 millones de onzas de plata más un pequeño coste por el transporte.

3.4.11 De lo que se deduce que para valorar la razón entre el oro y la plata lo único decisivo es el precio de mercado; el número de personas que necesitan un metal para intercambiarlo por el otro y lo que determina la razón es el número de aquellos que desean realizar dicho intercambio.Esto a menudo depende del humor de los hombres. La negociación se hace a grosso modo y no matemáticamente. No creo que nadie pueda pensar ninguna regla excepto esta para llegar a esta conclusión. Por lo menos sabemos que esto es lo que sucede en la práctica, al igual que para determinar el valor y el precio de todo lo demás. Los mercados extranjeros influyen en la determinación del precio del oro y de la plata más que en cualquier otro producto, ya que nada se transporta con más facilidad y menos deterioro.Si hubiera un comercio regular y libre entre Inglaterra y Japón, si un número de barcos fuera empleado regularmente en este  comercio y la balanza en todos los aspectos fuera equilibrada, o lo que es lo mismo, si Inglaterra enviara a Japón tantas mercancías en valor monetario, como importa de Japón, se acabaría intercambiando todo el oro de Japón por plata, y la razón entre el oro y la plata en Japón sería la misma que en Inglaterra, con sujeción solamente a los riesgos de la navegación; en nuestra hipótesis, el coste de la navegación se cargaría sobre el precio de la mercancía.

3.4.12 Tomando la razón de 1 a 15 en Inglaterra y de 1 a 8 en Japón, debería haber más del 80 por ciento de ganancia llevando plata de Inglaterra a Japón y volviendo con oro [llevas 8 onzas de plata a Japón, la cambias por una de oro, vuelves a Inglaterra y la cambias por 15 de plata]. Pero esta diferencia no es suficiente en un viaje normal para pagar los costes de un viaje tan largo y dificultoso. Es más rentable traer mercancías de Japón en vez de oro para cambiarlo por plata. Sólo los costes del transporte y los riesgos del viaje del oro y la plata pueden marcar la diferencia en la relación entre estos metales entre diferentes naciones: en los países más cercanos dicha razón diferirá muy poco, habrá una diferencia de un estado a otro de apenas un 1, 2 o un 3 por ciento, y entre Inglaterra y Japón el total de todas esas diferencias será de más de 87 por ciento.

3.4.13 Es el precio de mercado el que decide la relación entre el valor del oro y de la plata. El precio de mercado es la base de esta proporción en el valor asignado a las monedas de oro y plata. Si el precio de mercado varía considerablemente, el de la moneda debe ser reformado siguiendo la tasa de mercado. Si no se hace así, la confusión y el desorden aparecen en la circulación de la moneda, y las monedas de uno u otro metal se cambiarán por encima del de la casa de acuñación. Hay infinidad de ejemplos de este hecho desde la antigüedad. Hay uno bastante reciente en Inglaterra bajo las regulaciones hechas en la Casa de la Moneda de Londres. La onza de plata de una calidad de once doceavos vale 5 chelines y 2 peniques. Ya que la razón entre el oro y la plata (que había sido fijada 1 a 16 a imitación de España) a caído a 1 a 15 y 1 a 14½, la onza de plata se vendía a 5 chelines y 6 peniques mientras que la guinea de oro continuó circulando a 21 ch. y 6 p., lo que originó la exportación de Inglaterra de todas las coronas de plata, chelines y monedas de 6 peniques que no eran usadas en la circulación [la guinea era una moneda de oro y el resto de las citadas eran de plata] , el dinero de plata comenzó a escasear en 1728 (solo las monedas más desgastadas y deterioradas continuaron circulando) de tal modo que la gente tenía que cambiar una guinea [moneda de oro] con una pérdida del casi 5 por ciento. Los problemas y la confusión ocasionados en el comercio obligaron a sir Isaac Newton, director de la Torre de las Moneda, a escribir un informe sobre las medidas que creía más apropiadas para remediar este desorden [ver en inglés Nombramiento en la Casa de la Moneda, que dice que, a consecuencia del informe de Newton del 21 de septiembre de 1717, la relación entre las monedas de oro y plata fueron cambiadas por el Rey mediante una Proclamación Real que prohibía el cambio de una guinea de oro por más de 21 chelines de plata. A consecuencia de las diferentes valoraciones en otros países europeos, el fenómeno resultó en una escasez de plata, ya que las importaciones se pagaban con monedas de plata, (lo que equivale a decir, a nuestros efectos, que se exportaban monedas de plata), y las exportaciones se cobraban en oro (lo que equivale a decir que se importaban monedas de oro), y de este modo Gran Bretaña se fue moviendo del patrón plata a su primer patrón oro, en lugar del patrón bimetálico proclamado en la Proclamación Real].

3.4.14 No había nada más fácil. A la hora de establecer la cantidad de plata contenida en cada moneda de plata, sólo había que seguir el precio de mercado [el lector moderno solo podrá entender estas dos frases siguiendo la explicación que añadí al final del párrafo anterior, ya que, a pesar de la Proclamación Real promulgada por el Rey, aconsejado por Isaac Newton, los comerciantes la burlaron pagando las importaciones con una moneda y cobrando las exportaciones con la otra]. Y donde la razón entre ambas monedas fuera antiguamente regulada por las leyes y las regulaciones de la casa de la Moneda, para establecerla a 1¾, solo era necesario acuñar las monedas más ligeras de peso en la proporción del precio de mercado, que cayó a 1 a 15; y para anticipar la variación que el oro de Brasil provoca anualmente en la razón entre estos dos metales, incluso podría haber sido posible corregirla a 1 a 14, tal como fue hecho en Francia en 1725 y como se verán obligados a hacer más adelante en la propia Inglaterra.

3.4.15 Es cierto que la acuñación en Inglaterra podría haber sido ajustada al precio de mercado disminuyendo el valor nominal de las monedas de oro. Esta fue la política adoptada por sir Isaac Newton en su informe, y por el Parlamento a consecuencia de ese informe. Pero como explicaré, esta fue la política menos natural y con mayores desventajas. En primer lugar, fue más natural subir el precio de las monedas de plata, porque el público ya lo había hecho de este modo en el mercado; la onza de plata, que valía 62 peniques en la casa de la Moneda mientras que valía más de 65 en el mercado, y todas las monedas de plata fueron exportadas excepto aquellas que la circulación había reducido considerablemente en peso. De otro lado, era más ventajoso para la nación inglesa elevar las monedas de plata que bajar el de oro, considerando las sumas que Inglaterra debe a los extranjeros. [Para aclarar un poco el tema, "Para mantener la circulación las autoridades inglesas tenían que subir el precio oficial de la plata o bajar el del oro. Optaron por bajar el precio del oro en dos fases. El último ajuste de Newton, fue pequeño para mantener la circulación de monedas de plata. Ante la constante producción de oro en Brasil, la plata continuó estando subvalorada en la casa de la moneda y las monedas de plata sin desgastar desaparecieron de la circulación. La adopción real por parte de Inglaterra del patrón oro se reconoció en 1774 año en que la plata dejó de ser una moneda de cruzo legal para las transacciones superiores a 25 libras y en 1821, año en que dejó de serlo para las pequeñas transacciones." Fuente en el tercer párrafo del apartado "los dilemas del bimetalismo].

3.4.16 Se supone que Inglaterra debe a los extranjeros 5 millones de libras de capital, invertidos en fondos públicos que, supuestamente, equivale a lo que los extranjeros pagaron en oro por esa cantidad a la razón de 21 chelines y 6 peniques por cada guinea [recordamos una vez más que la libras, los chelines y los peniques eran monedas de plata y las guineas, de oro] o en plata, a 65 chelines por onza, según los precios de mercado

3.4.17 Por lo tanto, han costado al extranjero 4,651,163 guineas, a 21 chelines y 6 peniques por guinea; pero ahora que el precio de la guinea se ha reducido a 21 chelines, el capital a devolver ha aumentado a 4,761,904 guineas, con una pérdida para Inglaterra de 110,741 guineas, sin contar con la pérdida pagada por los intereses.

3.4.18 Newton me dijo en respuesta a esta objeción que, de acuerdo con las leyes fundamentales del Reino, la plata era el único y verdadero patrón monetario y, como tal, no podía ser alterado.

3.4.19 Es fácil contestar que el público, habiendo alterado esas leyes por costumbre, y el precio de mercado ha dejado de ser ley, que en esas circunstancias no hay necesidad de adherirse escrupulosamente a ello, en detrimento de la nación pagando a los extranjeros más de lo que se les debe. Si las monedas de oro no fueran consideradas verdadero dinero, el oro habría soportado la variación, como en Holanda y en China, donde el oro es visto como mercancía más que como dinero. Si las monedas de plata hubieran subido hasta su precio de mercado sin tocar el oro, no había habido pérdida para los extranjeros y habría muchas monedas de plata en circulación. Estas últimas habrían sido acuñadas por la Casa de la Moneda, mientras que no se acuñarán más hasta que se haga un nuevo arreglo.

3.4.20 Al reducir el valor del oro (reducción provocada por el informe de Newton de 21 ch. y 6p. a 21 ch.), la onza de plata, que se vendía antes en el mercado a 65 peniques y 65 peniques y medio, ahora se vende a 64 chelines. Pero a medida que se acuñaban las monedas de plata en la Torre, la onza de plata se valoraba en el mercado a 64 chelines, y si fuese tomada para ser acuñada en la Torre a ese precio, no valdría más de 62 chelines. Así que no se toma a más de este valor. Unos pocos chelines o quintas partes de una corona han sido afectados a expensas de las Compañía de los Mares del Sur, perdiendo la diferencia del precio de mercado; pero desaparecieron tan pronto como fueron puestos en circulación. Hoy ya no se pueden encontrar monedas de plata en circulación que tengan su peso completo tal como cuando salieron de la Casa de la Moneda, sólo se encuentran monedas que están desgastadas y que no exceden en peso del precio de mercado.

3.4.21 Sin embargo, el valor de la plata sigue aumentando imperceptiblemente en el mercado.La onza, que valía sólo 64 después de la reducción de la que hemos hablado, a vuelto a aumentar a 65½ y 66 en el mercado; y para tener monedas de plata en circulación y acuñación en la casa de la moneda, será necesario reducir otra vez el valor de la guinea de oro de 21 chelines a 20 y perder a manos del extranjero el doble de lo que ya se ha perdido, a menos que se prefiera seguir el curso natural el curso natural y ajustar la moneda de plata al precio de mercado. Sólo el precio de mercado puede encontrar la relación entre el valor del oro y de la plata como el de todos los demás valores. La reducción de Newton de la guinea a 21 chelines fue ideada para impedir la desaparición de las monedas ligeras y desgastadas que permanecen en circulación, y para no fijar en monedas de oro y plata la verdadera relación entre sus precios, y con ello quiero decir, por su verdadera relación, la cual es fijada por el precio de mercado. Este precio es siempre la piedra de toque en estos asuntos. Sus variaciones son siempre suficientemente lentas como para que haya suficiente tiempo para regular las casas de la moneda y prevenir problemas en la circulación.

3.4.22 En algunos siglos el valor de la plata crece contra el valor del oro, y en otros el valor del oro crece contra el de la plata. Este último fue el caso de la era de Constantino, quien ajustó todos los valores al del oro de forma permanente; sin embargo, el valor de la plata es, de forma general. más permanente y el del oro es él de mayor variación.

Texto El Ensayo III - III

PARTE III


CAPÍTULO III



EXPLICACIONES POSTERIORES SOBRE LA NATURALEZA DE LOS CAMBIOS


3.3.1 Hemos visto que los cambios son regulados por el valor intrínseco de especie, que es a la par, y que su variación crece desde los costes y riesgos del transporte de un lugar a otro cuando la balanza del comercio ha de ser enviada en especie. Discutir esto es innecesario en un tema que vemos en la realidad y en la práctica. Los banqueros a veces introducen mejoras en esta práctica.

3.3.2 Si Inglaterra debe a Francia cien mil onzas de plata por la balanza del comercio, si Francia debe cien mil onzas a Holanda, y si Holanda debe cien mil a Inglaterra, todas estas tres cantidades pueden ser enviadas mediante letras de cambio entre tres diferentes banqueros de los tres diferentes países sin ninguna necesidad de enviar plata de un lado al otro.

3.3.3 Si Holanda envía a Inglaterra en enero mercancías por el valor de cien mil onzas de plata, e Inglaterra solo envía a Holanda en el mismo mes mercancías por valor de cincuenta mil onzas (supongo que la venta y el pago son hechos en enero de ambos lados), se debe a Holanda en este mes una balanza de comercio por cincuenta mil onzas, y el cambio sobre Amsterdam será en Londres en enero un dos o un tres por ciento sobre la par, o en el lenguaje del cambio, el cambio sobre Holanda que fue en diciembre a la par, o a 35 escalins la libra esterlina en Londres, crecerá allí en enero a alrededor de 36 escalins. Pero cuando los banqueros han enviado esta balanza de 50.000 onzas a Holanda, el cambio sobre Amsterdam naturalmente caerá hasta los 35 escalins en Londres.

3.3.4 Pero si un banquero inglés prevé en enero, debido al envío a Holanda de una inusual cantidad de mercancía, que en el momento de los pagos y las ventas en marzo, Holanda estará en deuda considerablemente con Inglaterra, en lugar de enviar cincuenta mil escudos u onzas previstas para enero en Holanda, proporcionará en enero letras de cambio sobre su corresponsal a pagar en Amsterdam según la usanza o dos meses, por el importe del valor total a pagar a su vencimiento, y por este método, las ganancias del cambio que en enero estaba por encima de la par, y en marzo estará por debajo de la par, y por esta parte ganará por partida doble, sin el envío de un solo sol a Holanda.

3.3.5 Esto es lo que los banqueros llaman especulación, que a menudo causa variaciones en los cambios por un corto período de tiempo independientemente de la balanza del comercio. Pero en el largo plazo, tenemos que volver a ese equilibrio que fija la norma constante y uniforme del cambio. Y a pesar de las especulaciones y los créditos de la banca, a veces puede demorar el transporte de las sumas que una ciudad o país debe a otra, y al final siempre es necesario pagar la deuda o enviar la balanza comercial en especie al lugar donde se debe.

3.3.6 Si Inglaterra obtiene normalmente una balanza de comercio positiva con Portugal y siempre pierde una balanza con Holanda, la tasas de intercambio con Portugal y Holanda harán esto evidente: veremos que en Londres el intercambio sobre Lisboa está por debajo de la par, y que Portugal debe dinero a Inglaterra. También veremos que el intercambio sobre Amsterdam está por debajo de la par, y que Inglaterra debe dinero a Holanda. Pero la cantidad de deuda no debe ser vista desde los cambios. No se verá si la balanza de plata procedente de Portugal será mayor o menor que la que tiene que ser enviada a Holanda.

3.3.7 Sin embargo, hay una cosa que siempre mostraré en Londres, si Inglaterra gana o pierde la balanza general de su comercio (por balanza general se entiende la diferencia de las balanzas individuales con todos los países extranjeros que comercian con Inglaterra), y este es el precio del oro y de la plata, pero especialmente él del oro (en la actualidad, la proporción entre el oro y la plata en dinero acuñado difiere de la tasa de mercado, como explicaremos en el siguiente capítulo). Si el precio del metal de oro en Londres, que es el centro del comercio de Inglaterra, es más bajo en la Torre, donde las guineas o monedas de oro son acuñadas [NOTA DEL TRADUCTOR: parece que se refiere a la Torre de Londres, que servía como casa de la moneda], si el precio del oro es llevado a la Torre a cambio de su valor en guineas o monedas acuñadas, esto es una señal segura de que Inglaterra es ganadora en el balance general de su comercio. Esto prueba de que el oro traido de Portugal es suficiente, no solo para pagar la balanza que Inglaterra envía a Holanda, Suecia, Moscú y otras naciones donde se debe dinero, sino que además sobra algo de oro para ser enviado a la Casa de la Moneda, y la cantidad o suma de esta balanza de comercio es conocida, ya que es lo mismo que toda la cantidad de monedas de oro acuñadas en la Torre de Londres [NOTA DEL TRADUCTOR: sin ser un gran experto, dudo que a corto plazo esto sea así, ya que los ciudadanos podían llevar a la Torre oro procedentes de alajas y joyas, objetos religiosos robados y fundidos, o incluso oro procedente de los asaltos a los barcos españoles de las Indias cargados de este metal, e introducido en Inglaterra de contrabando, sin contraprestación alguna en la balanza comercial].

3.3.8 Pero si el oro es vendido en el mercado de Londres por encima del precio de la Torre, que usualmente es £3.18.0 por onza, el metal no será llevado más a la Casa de la Moneda, y esto es una señal de que mo se trae mucho metal desde el extranjero (desde Portugal, por ejemplo) como es enviado a otros países a los que Inglaterra debe dinero. Esto es una prueba de que la balanza comercial está contra Inglaterra. Esto es sabido por la prohibición de Inglaterra de enviar monedas de oro fuera del país. Pero esta prohibición es la razón por la que los banqueros de Londres prefieren comprar metal de oro (que está permitido enviarlo al extranjero a más de £3.18.0 hasta £4 pòr onza para exportarlo en lugar de enviar guineas o monedas de oro a £3.18.0 infringiendo la ley y sufriendo el riesgo de confiscación. Algunos banqueros aceptan el riesgo, otros funden las monedas de oro para enviarlas en forma de lingotes, y es imposible averigüar cuanto oro pierde Inglaterra cuando la balanza comercial general está contra el país.

3.3.9 Em Francia, el coste de la acuñación es descontado, normalmenteun 1½ por ciento, por ello el precio de la moneda es siempre mayor que el del metal sin acuñar. Para saber si Francia pierde en la balanza general de su comercio, será suficiente con saber si los banqueros envían monedas francesas al extranjero. Si lo hacen, esta es la prueba de que no consiguen comprar metal en bruto, ya que el oro en bruto, aunque a un precio menor que el dinero acuñado en Francia, vale más que las monedas en el extranjero por lo menos en un 1½ por ciento.

3.3.10 Aunque los intercambios rara vez varían, aparte de la balanza comercial entre un país y los demás, y aunque esta balanza es naturalmente la mera diferencia en el valor de los bienes y mercancías que el país envía a otros países y recibe de ellos, sin embargo, hay a menudo circunstancias y causas accidentales que provocan que considerables sumas de dinero se transmitan de un país a otro sin ningún tipo de efecto sobre el tráfico de mercancías, y estas causas afectan al intercambio así como a la balanza.

3.3.11 Estas son las sumas de dinero que un estado (*) debe enviar a otro por sus servicios secretos y propósitos políticos, subsidios para los aliados, para el mantenimiento de las tropas, emabajadores y los nobles que viajan, los capitales que los habitantes de un país (*) envían a otro para invertir en fondos públicos o privados, los intereses que esos habitantes reciben anualmente por estas inversiones, etc. Los intercambios varian con todas esas causas accidentales y siguen la regla del transporte de plata necesaria. Consideramos que cada uno de los apartados de la balanza de comercio no está separado de los demás, y de hecho sería muy difícil separarlos. Con certeza, estos apartados tienen influencia en el aumento y disminución en un país (*) y sobre su fuerza y poder. [NOTA DEL TRADUCTOR: la traducción inglesa del Ensayo de Cantillon usa la palabra inglesa state, que yo sistemáticamente he traducido por país (quizás a veces por nación), porque este es el significado que se desprende del contexto de la frase. Sin embargo, en la primera llamada, he traducido state por estado, en el sentido de la organización burocrática que culmina en el rey. En las dos siguientes llamadas, he seguid la norma general porque me parece más acertada la traducción].[NOTA DEL TRADUCTOR: los subrayado y lo no subrayado al principio de este párrafo (en definitiva, lo que él llama causas accidentales, apunta a que Cantillon, al hablar de balanza de comercio, piensa más en la balanza de pagos que en tan solo la balanza comercial, la balanza por cuenta corriente, la balanza por cuenta financiera, o la balanza de rentas].

3.3.12 Mi tema no me permite alargarme más en los efectos sobre estas causas accidentales. Me ciño siempre al simple punto de vista del comercio para no complicarme más en el tema, que es demasiado complicado por la multiplicidad de los hechos que con él se relacionan.

3.3.13 La tasa de intercambio crece por encima de la par según sean mayores o menores los costes y los riesgos del transporte de dinero, y aumentará de manera natural mucho más en las ciudades y las naciones donde se prohibe la exportación de dinero que en aquellas donde es libre.

3.3.14 Suponga que Portugal consume regularmente cada año considerables cantidades de tejidos de lana y otras manufacturas de Inglaterra, tanto para su propio pueblo como para los habitantes de Brasil, y que en parte paga por ellos en vino, aceite, etc., pero para el pago de este excedente se nvia una balanza de comercio desde Lisboa a Londres. Si el rey de Portugal prohibe el transporte de cualquier cantidad de oro y plata en metal y lo castiga, no msolo con la confiscación de la mercancía, sino también con la pena de muerte, el terror de esta prohibición conseguirá, en primer lugar, detener el envío de los banqueros de estas remesas. El producto de la venta de estas manufacturas se mantendrá en efectivo en Lisboa. Los comerciantes ingleses, que no podrán recibir su dinero, no enviarán allí más géneros. El resultado será que las telas se volverán extraordinariamente caras. Aunque el precio de estas manufacturas no crecerá en Inglaterra. los comerciantes ingleses cesarán de enviar sus productos a Lisboa porque el importe de su venta no podrá ser recuperado. Para obtener estas telas, la nobleza portuguesa y otra gente que no pueda pasar sin ellas, ofrecerán el doble de su precio usual, pero como no podrán obtener bastante de estos productos sin enviar dinero fuera de Portugal, el precio incrementado de la tela se convertirá en el beneficio de aquél que, a pesar de la prohibición, esportará oro o plata. Esto animará a varios judios y a otros a enviar oro y plata en navíos ingleses desde el puerto de Lisboa, incluso a riesgo de su propia vida. Obtendrán una ganancia de un 50 o un 100% en este comercio, y sus beneficios es pagado por los portugueses por el alto precio que ellos dan por la tela. Después de haber practicado esta maniobra con éxito en numerosas ocasiones, gradualmente se irán familiarizando con ella, y al final el dinero será puesto a bordo de navíos ingleses por un pago de un 1 o un 2%.

3.3.15 El Rey de Portugal puede establecer permitir o prohibir. Sus súbditos, incluso sus cortesanos, pagan el coste del reisgo de evitar y eludir la prohibición. Ninguna ganancia se obtiene con la ley, y al contrario, esta causa una pérdida real para Portugal, ya que esta ocasiona que más dinero salga del país para ir al extranjero que si no existiese semejante ley.

3.3.16 Aquellos que ganan con esta maniobra, bien sean judíos u otros, envían sus beneficios al extranjero, y cuando tienen bastante dinero o se asustan, a menudo siguen a su dinero.

3.3.17 Si algunos de estos infractores de la ley fueran pillados en el acto, sus bienes confiscados y ellos ejecutados, estas circunstancias y ejecución, en vez de parar la exportación de dinero, lo aumentaría, porque aquellos que antes se habrían conformado con un 1 o un 2%, por exportar dinero pedirán pedirán un 20 o un 50%, por lo que la exportación avabará pagando siempre la balanza de comercio. [Curiosamente, este es el mismo argumento que usan en la actualidad los que defienden la legalización de todas las drogas: su prohibición encarece sus precios y alientan el delito, pero no detiene el narcotráfico].

3.3.18 No se si tengo éxito en este razonamiento para aquellos que no tienen idea sobre el comercio. Se que para aquellos que tienen un conocimiento práctico sobre el tema, nada es más fácil de entender, y que los sorprendidos son los que gobiernan los estados y administran las finanzas de los grandes reinos, los cuales tienen tan poco conocimiento de la naturaleza de los intercambios como para prohibir la exportación de lingotes y numerario de oro y plata.

3.3.18 La única manera de mantener la balanza de comercio en el país es conducor el comercio exterior de tal manera que la balanza no sea negativa para la nación.

Texto El Ensayo III - II

PARTE III


CAPÍTULO II



DE LOS INTERCAMBIOS Y SU NATURALEZA


cuña de abrirspan style="color: orange;"cuña de cerrar
3.2.1 Dentro de la ciudad de París, el transporte de dinero de una casa a otra cuesta normalmente cinco sueldos por bolsa de mil libras. Si fuera necesario transportarlo desde Fauxbourg St Antoine a los Inválidos costaría como máximo algo más del doble, y si no hubiesen portadores de dinero bastante fiables, costaría un poco más. Si a menudo hubiesen robos en las carreteras y caminos por los que circula el dinero, este sería enviados en grandes cantidades y con una gran escolta, a un coste mayor y si uno cargase él mismo con el transporte a su propio coste y riesgo,  y que requeriría el pago en proporción a esos costes y riesgos. Por lo tanto, los costes del transporte de Rouen a Paris y de París a Rouen cuesta generalmente cinco sueldos por bolsa de mil libras, que en el lenguaje bancario son 1/4 por ciento. En general, los banqueros envían el dinero en barriles fuertes y pesados de hierro que los ladrones no pueden transportar por su peso, y como siempre hay carruajes en esa ruta, los costes no son considerables en proporción a las grandes sumas enviadas entre estos dos lugares.

3.2.2 Por un lado la ciudad de Châlons sur Marne paga, cada año al Recibidor del Rey impuestos por diez mil onzas de plata en concepto de impuestos, y de otro lado, los mercaderes de vino de  Châlons y sus cercanías venden a París, a través de sus agentes, vino de Champagne por valor de diez mil onzas de plata; si la onza de plata en Francia pasa por el comercio por cinco libras, la cantidad total enviada entre París y Châlons será de cincuenta mil libras entre París y en Châlons y en cada sentido.

3.2.3 En este ejemplo, el Recibidor del Rey tiene que enviar cincuenta mil libras a París, y los agentes de los mercaderes de vino de Châlons tienen cincuenta mil libras que enviar a Châlons. Esta doble transacción de transporte puede ser evitada estableciendo lo que son llamadas letras de cambio, si las partes llegan a un acuerdo y lo acuerdan entre ellas.

3.2.4 Dejemos a los agentes de los mercaderes de vino de  Châlons llevar (cada uno en su propia parte) las cincuenta mil libras a la oficina de impuestos de París. Dejemos a su director darles uno o más cheques o letras de cambio sobre el Recibidor de Impuestos en Châlons, pagable a su orden. Dejémosles transferir o endorsar su orden a los mercaderes de vino de Châlons y estos recibirán del Recibidor de Châlons las cincuenta mil libras. De este modo, las cincuenta mil libras en París serán pagadas al cajero del Departamento de Impuestos de París, y las cincuenta mil libras en Chalons serán pagadas a los mercaderes de vino de Châlons, y mediante el intercambio o el establecimiento de este sistema, será evitado el problema de enviar el dinero de una ciudad a la otra y al revés. O bien dejar que los mercaderes de vino de Châlons, que tienen cincuenta mil libras en París, vayan y ofrezcan sus letras de cambio al Recibidor de Impuestos, quién las endosará al cajero de la Oficina de Impuestos de París, quién a su vez reunirá la cantidad allí, y permita al Recibidor de Châlons pagar a los mercaderes por sus letras de cambio las cincuenta mil libras que él tiene en Châlons. Cualquiera que sea la forma en que esta compensación se lleve a cabo, si las letras de cambio son enviadas de París a Châlons o de Châlons a París, y como en el ejemplo, la cantidad es pagada onza a onza, y cincuenta mil libras por cincuenta mil libras, se dice que el intercambio es a la par.

3.2.5 El mismo método debe ser adoptado entre los comerciantes de vino de Châlons y los agentes de la nobleza en París y que tengan tierras en el distrito de Châlons y los comerciantes de vino y otros comerciantes de Châlons y que hayan enviado bienes y mercaderías a París y tengan dinero allí y otros comerciantes que hayan enviado mercaderías de París a Châlons para su venta allí. Si hay una actividad comercial muy grande entre estas dos ciudades, los banqueros se establecerán en París y  Châlons, entrarán en relaciones con las partes interesadas en ambos lados y se convertirán en los agentes o intermediarios para los pagos que de otra manera enviarían el dinero de una de estas ciudades a la otra. Ahora, si el vino y otros bienes y mercancías que han sido enviados de Châlons a París y que realmente tienen que ser vendidos allí en dinero en efectivo excediera en valor a los recibos totales de los impuestos a Châlons, y al valor de las rentas que la nobleza de París tiene en el distrito de Châlons, así como el valor de los bienes y mercancías enviados de París a Châlons y vendidos allí por dinero en efectivo, por un valor de cinco mil onzas de plata o veinticinco mil libras, sería necesario para el banquero de París enviar esta cantidad a Châlons en dinero. Esto producirá un exceso en la balanza de comercio entre estas dos ciudades. Afirmo que será necesario enviar a Châlons en efectivo y esta operación será realizada de la siguiente manera o de otro modo similar. [NOTA DEL TRADUCTOR: este párrafo era imposible escribirlo de un modo más confuso que como lo escribió Cantillon. Los que tienen que enviar dinero de París a Châlons son los comerciantes de Châlons (de vino o de cualquier otra mercancía) que venden en París. Los que tienen que enviar dinero de Châlons a París son, los representantes de la aristocracia, cuyos agentes en Châlons cobran las rentas de sus tierras en Châlons (Cantillón supone que toda la aristocracia terrateniente que tiene tierras en Châlons, vive en París); los comerciantes de París que venden mercancías en Châlons y el Recibidor del Rey en Châlons, que cobra los impuestos en Châlons y tiene que enviar la remesa de dinero al Recibidor del Rey en París. Si el tráfico de dinero que se envía de Châlons a París es superior en veinticinco mil libras al tráfico en sentido opuesto, el autor afirma que se tiene que enviar esa cantidad de plata de Châlons a París. No dice si ese cómputo de 25.000 libras de plata es anual, semestral, etc.]

3.2.6  Los agentes o corresponsales de los mercaderes de vino de  Châlons y otros comerciantes que han enviado bienes o mercancías de Châlons a París, tienen el dinero de esas ventas disponible en París. Sus mandatarios les han ordenado que remitan ese dinero a Châlons. Los agentes o corresponsales no están acostumbrados a arriesgarse  en un carruaje, y se pondrán en contacto con el Cajero de la Oficina de Impuestos, quién les dará cheques o letras de cambio sobre el Recibidor de Impuestos de Châlons por el importe que este tenga disponible en Châlons, y generalmente a la par. Pero como tienen la necesidad de enviar sumas más importantes a Châlons, se dirigirán al banquero que tendrá a su disposición las rentas de la nobleza en París que tienen tierras en ese distrito. Este banquero les proveerá, como antes hizo el Cajero de la Oficina de Impuestos, con letras de cambio de sus corresponsales en Châlons por el importe de los fondos que este tiene disponible en Châlons y que le habían ordenado traer a París. Esta operación también se hace a la par, a menos que el banquero trate de obtener un pequeño beneficio a costa de sus problemas, de igual modo que los agentes que les cobran por enviar su dinero a Châlons, y a la vez que le cobran a la nobleza por el envío de su dinero de Châlons a París. Si el banquero también tiene a su disposición en Châlons el valor de la mercancía enviada allí desde París por el género vendido en París en efectivo, también podrá cubrir las letras de cambio por ese valor.

3.2.7 Pero en nuestro caso supuesto, los argentes de los comerciantes de Châlons todavía tienen disponibles en París veinticinco mil libras en efectivo que ellos han ordenado remitir a Châlons. Si ellos ofrecen este dinero al Cajero de la Oficina de Impuestos, responderá que no tiene más fondos en Châlons y que no podrá suministrarles con letras de cambio o cheques sobre esa ciudad.  Si los agentes le ofrecen al banquero, les responderá que no tiene más fondos disponibles en Châlons y que no tiene necesidad de entregarles una letra, excepto si ellos le pagan un tres por ciento por proveerles de cheques. Los primeros ofrecerán un uno o un dos por ciento, y acabarán acordando por un 2 1/2 por ciento. A ese precio, el banquero se decidirá a darles las letras de cambio, o lo que es lo mismo, si ellos les pagan a él en París dos libras y diez sueldos, él les proporcionará una letra de cambio de un importe de cien libras sobre su corresponsal en Châlons, a pagar en diez o quince días, y a continuación pone a su corresponsal en posición de pagar 25.000 libras. A esta tasa de intercambio, el banquero les enviará el dinero por correo o carruaje, bien es especie, bien en oro, y si no posee oro, en plata. El pagará 10 libras por cada bolsa de 1.000 libras, o en términos bancarios, un uno por ciento. El banquero pagará a su corresponsal 5 libras por cada bolsa de mil libras, o 1/2 por ciento, y se guardará un uno por ciento para su propio beneficio. Sobre esta base, el intercambio de Châlons a París se encuentra en el dos 1/2 por ciento sobre la par, porque paga dos libras y diez sueldos por cada diez libras como comisión de cambio.

3.2.8  De este modo se transporta la balanza del comercio de una ciudad a otra por mediación de los banqueros, generalmente en gran escala. Los que representan a los banqueros no están acostumbrados a estas transacciones, y muchos de ellos solo tratan en comisiones y especulaciones bancarias. Solo incluiré entre los banqueros a aquellos que remiten dinero. Sopn solo ellos los que siempre fijan el tipo de cambio, el cargo que sigue al coste y a los riesgos del traslado en especie en los diferentes casos.

3.2.9 El cargo por el intercambio de París a Châlons raramente se fija en más de un 2 1/2 o un 3 por ciento. Pero de París a Amsterdam el cargo subirá a un 5 o un 6 por ciento, cuando se envía en especie. El viaje es largo y el riesgo es mayor, y se ven envueltos en la operación más agentes y comisionados. Desde la India a Inglaterra, el cargo por el transporte será de un diez o un doce por ciento. De Londres a Amsterdam, rara vez excede del dos por ciento en tiempos de paz.

3.2.10 En nuestro presente ejemplo, se dirá que el intercambio de París para Châlons será de un 2 1/2 por ciento por encima de la par, y en Châlons se dirá que el intercambio para París será de un 2 1/2 por ciento por debajo de la par, porque en estas circunstancias damos 97 libras y 10 sueldos en Châlons por una letra de cambio para recibir 100 libras en París. Y es evidente que la ciudad o lugar donde el cambio está por encima de la par está en deuda con aquel otro donde está por debajo de la par siempre y cuando el intercambio continúe sobre esta base. El cambio en París es un 2 1/2 por ciento por encima del nivel de Châlons solo porque París está en deuda con Châlons y el dinero para pagar esta deuda debe ser llevado de París a Châlons. Esta es la causa de que, cuando el intercambio está normalmente por debajo de la par en una ciudad comparada con otra, se debe llegar a la conclusión de que la primera ciudad debe una balanza de comercio a la otra, y que cuando Madrid o Lisboa está por encima de la par con todos los otros países, esto demuestra que esas dos ciudades deben enviar especie a otros países.

3.2.11 En todos los lugares y en todas las ciudades que utilizan el mismo dinero y el mismo oro y la misma plata en especie, ciudades como París y Châlons sur Marne, Londres y Bristol, el cargo por el cambio de moneda es conocido y expresado en un tanto por ciento, por encima o por debajo de la par.  Cuando se pagan 98 libras en un lugar para recibir 100 libras en otro lugar, se dice que el cambio está aproximadamente dos por ciento por debajo de la par; cuando se pagan 102 libras en un lugar para recibir solo 100 libras, se dice que el intercambio está exactamente un dos por ciento por encima de la par. Cuando se pagan cien libras en un lugar para recibir 100 libras en otro lugar, se dice que el cambio es a la par. No hay ninguna dificultad ni misterio en todo esto.

3.2.12 Cuando el cambio está regulado entre dos ciudades o lugares en las cuales el dinero es bastante diferente, donde las monedas son de diferente tamaño, pureza, fabricación y nombres, la naturaleza del cambio parece a primera vista más difícil de explicar, a pesar de que en el fondo este cambio difiere de los que se realizan entre París y Châlons solo en la jerga de los banqueros. En París se habla del intercambio holandés porque ellos cuentan con el escudo de tres libras de Holanda, pero la paridad entre París y Amsterdam es siempre de 100 onzas de oro y plata a cambio de 100 onzas de oro y plata del mismo peso y pureza. Ciento dos onzas pagadas en París para recibir cien onzas pagadas en Amsterdam siempre es un dos por ciento sobre la par. El banquero que remite la balanza de comercio conoce como calcular la paridad. Pero en el lenguaje del cambio extranjero, el precio del cambio en Londres con Amsterdam se hace dando una libra esterlina en Londres para recibir 35 escalins holandeses en el banco. Para París, se da en Londres treinta deniers o peniques esterlinos para recibir en París un escudo o tres libras tournoise. Esta manera de hablar no dice si el intercambio está por encima o por debajo de la par, pero el banquero que remite la balanza de comercio lo calcula bastante bien, y sabe cuanto dinero extranjero recibirá por la plata de su propio país que él despacha.

3.2.13 Si fijamos el cambio en Londres en monedas inglesas de plata de rublos moscovitas, de marcos Lubs de Hamburgo. de rix dólares alemanes, de libras de Flandes, de ducados de Venecia, de piastras de Génova o Leghorn, de Millreis o cruzados de Portugal, en piezas de a ocho de España, o pistolas, etc., la paridad del cambio para todos estos países será siempre de cien onzas de oro o plata contra cien onzas. Si en el lenguaje del cambio sucede que uno da más o menos de esta paridad, esto tiene el mismo efecto que si el cambio, según se dice, estuviera por arriba o por debajo de la par, y siempre conoceremos mejor si Inglaterra debe una balanza al lugar con el cual el cambio está establecido exactamente igual que en nuestro ejemplo de París y Châlons.