Texto El Ensayo III - IV

PARTE III


CAPÍTULO IV



SOBRE LAS VARIACIONES EN LA PROPORCIÓN DE LOSVALORES CON RESPECTO A LOS METALES QUE SIRVEN COMO DINERO




3.4.1 Si los metales fueran tan fáciles de encontrar como el agua, todo el mundo tomaría lo que necesitara y apenas si tendrían valor. Los metales más abundantes y que cuestan menos de producir, son también los más baratos. El hierro parece el más útil, pero como es el que más comúnmente se encuentra y más fácil de extraer y con menos trabajo en Europa que el cobre, es mucho más barato que él.

3.4.2 El cobre, la plata y el oro son los tres metales usados en general como dinero. Las minas de cobre son las más abundantes y el metal cuesta menos de extraer en términos de tierra y trabajo. Las minas de cobre más ricas están en Suecia. En aquel país, se necesita 80 libras de cobre para adquirir una de plata. También tenemos que observar que el cobre extraído de algunas minas es más perfecto y lustroso que el obtenido de otras. El cobre de Japón y Suecia es más brillante que el de Inglaterra. El de España fue, en tiempos de los romanos, mejor que el de Chipre. Pero tanto el oro como la plata, sin importar de que mina se obtenga, tiene siempre la misma perfección cuando está refinado.

3.4.3 El valor del cobre, como el de todo lo demás, es proporcional a la cantidad de Trabajo y Tierra que entra en su producción. Además de los usos ordinarios, como ollas y sartenes, utensilios de cocina, cerraduras, etc., en casi todos los países es usado como dinero para pequeñas transacciones. En Suecia, cuando la plata escasea, es usado incluso en grandes pagos. Durante los primeros cinco siglos de Roma fue el único dinero. La plata solo empezó a usarse en el intercambio en el año 484. La proporción entre el cobre y la plata fue establecida en las casas de acuñación de 72 a 1. En la acuñación desde 80 a 1 hasta 512 a 1; en el 537, 64 a 1; en el 586, 48 a 1; en el 663, en tiempos de Druso, y en eñ 672, en tiempos de Sulla, 53 y un tercio a 1; en el 712, en tiempos de Marco Antonio y en el 721, en tiempos de Augusto, 56 a 1. En el 56 después de Cristo, en tiempos de Nerón, 56 a 1; en el 160 d. de C, en tiempos de Antonino, 64 a 1; en tiempos de Constantino, en el 330 d. de C, 120 y 125 a 1; en tiempos de Justiniano, al rededor del 550 d. de C, 100 a 1. Desde entonces, esta proporción a variado siempre por debajo de 100 a 1 en las casas de acuñación europeas.

3.4.4 En la actualidad, cuando el dinero de cobre es usado solo en pequeñas transacciones, ya sea en aleación con calamina para fabricar el cobre amarillo como en Inglaterra, o con pequeñas cantidades de plata como en Francia y Alemania, se cambia en la proporción de 40 a 1, a pesar de que el precio de mercado del cobre es 80 a 1, La razón es que el coste de la acuñación se deduce generalmente del peso del cobre. Pero cuando se intenta pasar a un país extranjero, solo se tomará en cuenta el valor de la aleación del cobre y de la plata. Incluso en los países donde, a través de la avaricia o ignorancia de los gobernantes, la moneda se da a cambio de una cantidad demasiado grande para las pequeñas transacciones, y se ordena que debe ser recibida hasta un cierto límite en grandes pagos, es aceptada de mala gana y el pequeño dinero es recibido con un descuento con respecto a la moneda de plata como si fuera dinero simbólico, como los ardites en España. Sin embargo, las pequeñas monedas siempre pasan sin dificultad en las pequeñas compras, porque el valor de los pagos, por lo general pequeños, hacen en sí mismo las pérdidas mucho menores. Esta es la razón por la que se aceptan sin dificultad, y por la que el cobre se cambia por pequeñas monedas de plata por encima del valor intrínseco del cobre en el propio país, pero no en otros países, pues cada país tiene sus propias monedas de cobre para llevar a cabo sus pequeñas transacciones.

3.4.5 El oro y la plata, como el cobre, tienen un valor proporcional a la cantidad de Tierra y Trabajo empleado en su producción; y si el público asume el coste de la acuñación, el valor de estos metales en bruto y acuñado en monedas es idéntico, el valor de mercado y el del metal acuñado es el mismo, su valor en el país y en el extranjero es siempre parecido, dependiendo sólo del peso y de la pureza, pero que solo depende del peso si los metales son puros y sin aleación.

3.4.6 Siempre ha habido más abundancia de minas de plata que de oro, pero ni siempre en todos los países y en todos los momentos. Siempre se han necesitado varias onzas de plata para comprar una de oro, a veces más, a veces menos, según la abundancia de estos metales y de la demanda que de ellos se tiene. En el año 310 A.U.C., en Grecia se necesitaba 13 onzas de plata para adquirir una de oro, es decir, el oro y la plata estaban en una proporción de 13 a 1; en el año 400 A.U.C., la proporción era de 12 a 1. En Grecia, en Italia y en el resto de Europa, en el 460 A.U.C., era de 10 a 1. Esta proporción de 10 a 1 parece haber permanecido durante tres siglos hasta la muerte de Augusto, A.U.C. 767 o año 14 d. de C. Bajo Tiberio, el oro se volvió más escaso o la plata más abundante y la ratio creció a 1 12, a 12 1/2 y 13. Bajo Constantino, 330 d. de C.y Justiniano, 550 d. de C.,  dicha proporción era 1 a 14 2/3. A partir de ahí la historia se volvió más oscura. Algunos autores piensan que fue de 1 a 18 bajo ciertos reyes franceses. En el año 840 d. de C., bajo Carlos el Calvo las monedas de oro y plata se estacionó en 1 a 12. Bajo San Luis, quién murió en 1270, la proporción fue de 1 a 10; en 1361, 1 a 12; en 1421, por encima de 1 a 11; en 1500, por debajo de 1 a 12; alrededor de 1600, 1 a 12; en 1641, 1 a 14; en 1700, 1 a 15 y en 1730, 1 a 14 1/2.

3.4.7 La cantidad de oro y plata traída desde Perú y México en el último siglo no sólo ha hecho estos metales más abundantes sino que además ha aumentado el valor del oro comparado con él de la plata, la cual es más abundante. Así pues, en las casas de acuñación de España, siguiendo los precios de mercado, la proporción está fijada en 1 a 16. Los otros países de Europa han seguido muy de cerca en sus casas de acuñación los precios españoles, algunas 1 a 15 7/8, otras 1 a 15 3/4, 1 a 15 5/8, etc., siguiendo las ideas de los directores de las Casas de la Moneda. Desde que Portugal ha traído grandes cantidades de oro de Brasil, y la proporción ha comenzado a caer otra vez, sino en las casas de la moneda, al menos si en los mercados, y esto da un valor mayor a la plata ahora que en el pasado. Por otra parte, una buena cantidad de oro es traído a menudo de las Indias Orientales a cambio de la plata obtenida allí desde Europa, porque la relación es mucho menor en la India.

3.4.8 En Japón, en donde hay una buena cantidad de minas de plata la razón del oro con la plata es hoy de 1 a 8; en China, de 1 a 10; en otros países de las Indias de aquella zona, conforme nos acercamos hacia el oeste y a Europa, esta razón es de 1 a 11, de 1 a 12, de 1 a 13 y de 1 a 14. Pero si las minas de Brasil continúan suministrando tanto oro, la razón caerá a 1 a 10 incluso en Europa, que me parece la más natural, si excluimos el azar de esta guía. Es bastante cierto que, cuando todas las minas de oro y plata de Europa, Asia y África estén en producción, la razón será de 1 a 10, tal como fue antes en la República de Roma.

3.4.9 Si todas las minas de oro producen regularmente una décima parte de lo que producen las minas de plata, no puede determinarse por ello que la relación entre estos dos metales sea de 1 a 10. La razón siempre será determinada por la demanda y por el precio de mercado. Es posible que los ricos tengan preferencia por llevar monedas de oro en sus bolsillos en veza de plata y que prefieran los adornos de oro, lo que aumenta el precio de mercado del oro.

3.4.10 Tampoco la relación entre estos dos metales puede mantenerse teniendo en cuenta la cantidad de oro y plata que hay en un país. Supongamos que la razón en Inglaterra es de 1 a 10 y que la cantidad de oro y plata en circulación fuera de 2 millones de onzas del primero y 20 de la segunda, lo que equivaldría a 40 millones de onzas de plata, y supongamos que Inglaterra exporta 1 millón de onzas de oro de los dos millones que posee, y que a cambio se importan 10 millones de onzas de plata, habrían entonces 30 millones de onzas de plata y solo un millón de onzas de oro, que aún equivaldría a 40 millones de onzas de plata. Si hay 10 millones de oro y 30 millones de plata y la cantidad de estos dos metales decide la razón entre ellos, esta debe ser de 1 a 30, lo que es imposible. La razón continuará siendo de 1 a 10 en los países vecinos y, por lo tanto, el coste de traer de nuevo al país 1 millón de onzas de oro sería de 10 millones de onzas de plata más un pequeño coste por el transporte.

3.4.11 De lo que se deduce que para valorar la razón entre el oro y la plata lo único decisivo es el precio de mercado; el número de personas que necesitan un metal para intercambiarlo por el otro y lo que determina la razón es el número de aquellos que desean realizar dicho intercambio.Esto a menudo depende del humor de los hombres. La negociación se hace a grosso modo y no matemáticamente. No creo que nadie pueda pensar ninguna regla excepto esta para llegar a esta conclusión. Por lo menos sabemos que esto es lo que sucede en la práctica, al igual que para determinar el valor y el precio de todo lo demás. Los mercados extranjeros influyen en la determinación del precio del oro y de la plata más que en cualquier otro producto, ya que nada se transporta con más facilidad y menos deterioro.Si hubiera un comercio regular y libre entre Inglaterra y Japón, si un número de barcos fuera empleado regularmente en este  comercio y la balanza en todos los aspectos fuera equilibrada, o lo que es lo mismo, si Inglaterra enviara a Japón tantas mercancías en valor monetario, como importa de Japón, se acabaría intercambiando todo el oro de Japón por plata, y la razón entre el oro y la plata en Japón sería la misma que en Inglaterra, con sujeción solamente a los riesgos de la navegación; en nuestra hipótesis, el coste de la navegación se cargaría sobre el precio de la mercancía.

3.4.12 Tomando la razón de 1 a 15 en Inglaterra y de 1 a 8 en Japón, debería haber más del 80 por ciento de ganancia llevando plata de Inglaterra a Japón y volviendo con oro [llevas 8 onzas de plata a Japón, la cambias por una de oro, vuelves a Inglaterra y la cambias por 15 de plata]. Pero esta diferencia no es suficiente en un viaje normal para pagar los costes de un viaje tan largo y dificultoso. Es más rentable traer mercancías de Japón en vez de oro para cambiarlo por plata. Sólo los costes del transporte y los riesgos del viaje del oro y la plata pueden marcar la diferencia en la relación entre estos metales entre diferentes naciones: en los países más cercanos dicha razón diferirá muy poco, habrá una diferencia de un estado a otro de apenas un 1, 2 o un 3 por ciento, y entre Inglaterra y Japón el total de todas esas diferencias será de más de 87 por ciento.

3.4.13 Es el precio de mercado el que decide la relación entre el valor del oro y de la plata. El precio de mercado es la base de esta proporción en el valor asignado a las monedas de oro y plata. Si el precio de mercado varía considerablemente, el de la moneda debe ser reformado siguiendo la tasa de mercado. Si no se hace así, la confusión y el desorden aparecen en la circulación de la moneda, y las monedas de uno u otro metal se cambiarán por encima del de la casa de acuñación. Hay infinidad de ejemplos de este hecho desde la antigüedad. Hay uno bastante reciente en Inglaterra bajo las regulaciones hechas en la Casa de la Moneda de Londres. La onza de plata de una calidad de once doceavos vale 5 chelines y 2 peniques. Ya que la razón entre el oro y la plata (que había sido fijada 1 a 16 a imitación de España) a caído a 1 a 15 y 1 a 14½, la onza de plata se vendía a 5 chelines y 6 peniques mientras que la guinea de oro continuó circulando a 21 ch. y 6 p., lo que originó la exportación de Inglaterra de todas las coronas de plata, chelines y monedas de 6 peniques que no eran usadas en la circulación [la guinea era una moneda de oro y el resto de las citadas eran de plata] , el dinero de plata comenzó a escasear en 1728 (solo las monedas más desgastadas y deterioradas continuaron circulando) de tal modo que la gente tenía que cambiar una guinea [moneda de oro] con una pérdida del casi 5 por ciento. Los problemas y la confusión ocasionados en el comercio obligaron a sir Isaac Newton, director de la Torre de las Moneda, a escribir un informe sobre las medidas que creía más apropiadas para remediar este desorden [ver en inglés Nombramiento en la Casa de la Moneda, que dice que, a consecuencia del informe de Newton del 21 de septiembre de 1717, la relación entre las monedas de oro y plata fueron cambiadas por el Rey mediante una Proclamación Real que prohibía el cambio de una guinea de oro por más de 21 chelines de plata. A consecuencia de las diferentes valoraciones en otros países europeos, el fenómeno resultó en una escasez de plata, ya que las importaciones se pagaban con monedas de plata, (lo que equivale a decir, a nuestros efectos, que se exportaban monedas de plata), y las exportaciones se cobraban en oro (lo que equivale a decir que se importaban monedas de oro), y de este modo Gran Bretaña se fue moviendo del patrón plata a su primer patrón oro, en lugar del patrón bimetálico proclamado en la Proclamación Real].

3.4.14 No había nada más fácil. A la hora de establecer la cantidad de plata contenida en cada moneda de plata, sólo había que seguir el precio de mercado [el lector moderno solo podrá entender estas dos frases siguiendo la explicación que añadí al final del párrafo anterior, ya que, a pesar de la Proclamación Real promulgada por el Rey, aconsejado por Isaac Newton, los comerciantes la burlaron pagando las importaciones con una moneda y cobrando las exportaciones con la otra]. Y donde la razón entre ambas monedas fuera antiguamente regulada por las leyes y las regulaciones de la casa de la Moneda, para establecerla a 1¾, solo era necesario acuñar las monedas más ligeras de peso en la proporción del precio de mercado, que cayó a 1 a 15; y para anticipar la variación que el oro de Brasil provoca anualmente en la razón entre estos dos metales, incluso podría haber sido posible corregirla a 1 a 14, tal como fue hecho en Francia en 1725 y como se verán obligados a hacer más adelante en la propia Inglaterra.

3.4.15 Es cierto que la acuñación en Inglaterra podría haber sido ajustada al precio de mercado disminuyendo el valor nominal de las monedas de oro. Esta fue la política adoptada por sir Isaac Newton en su informe, y por el Parlamento a consecuencia de ese informe. Pero como explicaré, esta fue la política menos natural y con mayores desventajas. En primer lugar, fue más natural subir el precio de las monedas de plata, porque el público ya lo había hecho de este modo en el mercado; la onza de plata, que valía 62 peniques en la casa de la Moneda mientras que valía más de 65 en el mercado, y todas las monedas de plata fueron exportadas excepto aquellas que la circulación había reducido considerablemente en peso. De otro lado, era más ventajoso para la nación inglesa elevar las monedas de plata que bajar el de oro, considerando las sumas que Inglaterra debe a los extranjeros. [Para aclarar un poco el tema, "Para mantener la circulación las autoridades inglesas tenían que subir el precio oficial de la plata o bajar el del oro. Optaron por bajar el precio del oro en dos fases. El último ajuste de Newton, fue pequeño para mantener la circulación de monedas de plata. Ante la constante producción de oro en Brasil, la plata continuó estando subvalorada en la casa de la moneda y las monedas de plata sin desgastar desaparecieron de la circulación. La adopción real por parte de Inglaterra del patrón oro se reconoció en 1774 año en que la plata dejó de ser una moneda de cruzo legal para las transacciones superiores a 25 libras y en 1821, año en que dejó de serlo para las pequeñas transacciones." Fuente en el tercer párrafo del apartado "los dilemas del bimetalismo].

3.4.16 Se supone que Inglaterra debe a los extranjeros 5 millones de libras de capital, invertidos en fondos públicos que, supuestamente, equivale a lo que los extranjeros pagaron en oro por esa cantidad a la razón de 21 chelines y 6 peniques por cada guinea [recordamos una vez más que la libras, los chelines y los peniques eran monedas de plata y las guineas, de oro] o en plata, a 65 chelines por onza, según los precios de mercado

3.4.17 Por lo tanto, han costado al extranjero 4,651,163 guineas, a 21 chelines y 6 peniques por guinea; pero ahora que el precio de la guinea se ha reducido a 21 chelines, el capital a devolver ha aumentado a 4,761,904 guineas, con una pérdida para Inglaterra de 110,741 guineas, sin contar con la pérdida pagada por los intereses.

3.4.18 Newton me dijo en respuesta a esta objeción que, de acuerdo con las leyes fundamentales del Reino, la plata era el único y verdadero patrón monetario y, como tal, no podía ser alterado.

3.4.19 Es fácil contestar que el público, habiendo alterado esas leyes por costumbre, y el precio de mercado ha dejado de ser ley, que en esas circunstancias no hay necesidad de adherirse escrupulosamente a ello, en detrimento de la nación pagando a los extranjeros más de lo que se les debe. Si las monedas de oro no fueran consideradas verdadero dinero, el oro habría soportado la variación, como en Holanda y en China, donde el oro es visto como mercancía más que como dinero. Si las monedas de plata hubieran subido hasta su precio de mercado sin tocar el oro, no había habido pérdida para los extranjeros y habría muchas monedas de plata en circulación. Estas últimas habrían sido acuñadas por la Casa de la Moneda, mientras que no se acuñarán más hasta que se haga un nuevo arreglo.

3.4.20 Al reducir el valor del oro (reducción provocada por el informe de Newton de 21 ch. y 6p. a 21 ch.), la onza de plata, que se vendía antes en el mercado a 65 peniques y 65 peniques y medio, ahora se vende a 64 chelines. Pero a medida que se acuñaban las monedas de plata en la Torre, la onza de plata se valoraba en el mercado a 64 chelines, y si fuese tomada para ser acuñada en la Torre a ese precio, no valdría más de 62 chelines. Así que no se toma a más de este valor. Unos pocos chelines o quintas partes de una corona han sido afectados a expensas de las Compañía de los Mares del Sur, perdiendo la diferencia del precio de mercado; pero desaparecieron tan pronto como fueron puestos en circulación. Hoy ya no se pueden encontrar monedas de plata en circulación que tengan su peso completo tal como cuando salieron de la Casa de la Moneda, sólo se encuentran monedas que están desgastadas y que no exceden en peso del precio de mercado.

3.4.21 Sin embargo, el valor de la plata sigue aumentando imperceptiblemente en el mercado.La onza, que valía sólo 64 después de la reducción de la que hemos hablado, a vuelto a aumentar a 65½ y 66 en el mercado; y para tener monedas de plata en circulación y acuñación en la casa de la moneda, será necesario reducir otra vez el valor de la guinea de oro de 21 chelines a 20 y perder a manos del extranjero el doble de lo que ya se ha perdido, a menos que se prefiera seguir el curso natural el curso natural y ajustar la moneda de plata al precio de mercado. Sólo el precio de mercado puede encontrar la relación entre el valor del oro y de la plata como el de todos los demás valores. La reducción de Newton de la guinea a 21 chelines fue ideada para impedir la desaparición de las monedas ligeras y desgastadas que permanecen en circulación, y para no fijar en monedas de oro y plata la verdadera relación entre sus precios, y con ello quiero decir, por su verdadera relación, la cual es fijada por el precio de mercado. Este precio es siempre la piedra de toque en estos asuntos. Sus variaciones son siempre suficientemente lentas como para que haya suficiente tiempo para regular las casas de la moneda y prevenir problemas en la circulación.

3.4.22 En algunos siglos el valor de la plata crece contra el valor del oro, y en otros el valor del oro crece contra el de la plata. Este último fue el caso de la era de Constantino, quien ajustó todos los valores al del oro de forma permanente; sin embargo, el valor de la plata es, de forma general. más permanente y el del oro es él de mayor variación.

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